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La ‘cocaína de los pobres’ que tenía una receta de cuatro ingredientes

La Policía desmantela un laboratorio de ‘speed’ en un caserío a 20 kilómetros de Bilbao y saca del mercado un alijo valorado en 13,5 millones de euros

Dos agentes de Policía Nacional en el  al laboratorio de 'speed' desmantelado en Zeberio.
Juana Viúdez

La receta no era larga, cuatro ingredientes. No hacía falta tener grandes conocimientos en química. Solo un lugar apartado en el que cocinarla sin llamar la atención. Y el caserío en Zeberio (1.081 habitantes, Bizkaia) en el que la Policía Nacional encontró este papel manuscrito cumplía con los requisitos para situar un laboratorio de drogas sintéticas. Un lugar apartado, en mitad de la naturaleza, al que era difícil llegar, y fácil de defender. Allí, en una construcción anexa a esta casa de campo, a 20 kilómetros de Bilbao, se desmanteló el pasado 27 de mayo un laboratorio con capacidad para fabricar 500 kilos semanales de speed (sulfato de anfetamina), una droga sintética, también llamada la “cocaína de los pobres”. El alijo intervenido, de 450 kilos de esta droga, podría alcanzar los 13,5 millones en el mercado si se vendiera en dosis individuales. Un gramo de speed alcanza un precio de entre 25 o 30 euros, frente a los 60 que ronda el de cocaína, según fuentes policiales.

La operación, realizada por agentes especializados en drogas sintéticas y precursores de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO), terminó con siete detenidos, seis hombres y una mujer. Tres de ellos ―el líder del grupo, la persona que preparaba la droga y el guardés del caserío― ingresaron en prisión provisional. El principal implicado es un empresario con negocios de hostelería y restaurantes, vinculado hacía años a Herri Norte, grupo de aficionados ultra del Athletic Club de Bilbao, y a la kale borroka. Los investigadores creen que los 450 kilos de speed intervenidos se iban a distribuir por el País Vasco, donde es una de las sustancias más consumidas, y zonas cercanas como Burgos, Zaragoza, La Rioja o Navarra. Esta droga se suele consumir en entornos de ocio, especialmente en fiestas rave y tecno, sobre todo esnifada. En 2023, el último año del que se tienen datos oficiales de aprehensiones, se intervinieron 412 kilos de sulfato de anfetamina en diferentes operaciones de Policía Nacional, Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera.

A la izquierda, los cubos de basura en los que la organización fabricaba el 'speed', sellados con precinto policial, y en el centro uno de ellos, volcado, en el el que se puede apreciar parte del sulfato de anfetamina, una de las palas que supuestamente usaban para rellenar las bolsas, y  diferentes utensilios del laboratorio.

Las drogas de síntesis suponen una parte pequeña sobre el total del tráfico de drogas, pero los expertos están llamando la atención sobre su expansión y sus peligrosos efectos en la salud. Cuando se habla de este tipo de sustancias, que se producen mediante procesos químicos, se suelen usar símiles gastronómicos. Así, el cocinero, es la persona que prepara la droga. La fórmula es la receta. Y las sustancias que se desvían del sistema legal para elaborarlas, llamadas precursores, son los ingredientes.

En la operación del caserío de Zeberio, los agentes estuvieron siete meses aguardando el mejor momento para desarticular el laboratorio. “Si entras antes de tiempo no está preparada la droga y si lo haces 48 horas después te arriesgas a que no haya nada. Hay mucha incertidumbre hasta el último momento”, explica el inspector jefe Alejandro Martín-Blas, jefe de la unidad de drogas sintéticas y precursores de la Policía Nacional. Saben cuando es ese momento aplicando una mezcla olfato policial, trabajo y suerte. La detención de un hombre, que resultó ser el cocinero, llevando 25 kilos de speed en su vehículo, fue el detonante para pedir una orden judicial y registrar el caserón. Hasta el momento en el que se presentan con ese permiso, en la mayoría de las investigaciones, no conocen a ciencia cierta cuáles serán las dimensiones del laboratorio que van a encontrar.

El minucioso registro en la vivienda, protegida por rejas, llevó horas y se les echó la noche. Los agentes abrieron la puerta del edificio anexo equipados con equipos de protección personal como gafas de seguridad, ropa de protección o guantes. Protegidos por unas cortinas de material plateado, que probablemente ejercían una función aislante térmico, encontraron cubos negros de gran tamaño, como los que se utilizan para la basura. El aspecto del speed, parecido al requesón y con restos de líquido, les hizo pensar que estaba prácticamente terminado, pero aún debía completarse el proceso de secado. Durante la inspección, también hallaron paquetes ya embolsados, el equipo de protección que usaba el propio cocinero, con manchas y signos de uso, y la receta. El papel, manuscrito y con indicaciones breves, recogía sus cuatro ingredientes: aceite de anfetamina, ácido sulfúrico, metanol y cafeína, sustancia que se utiliza habitualmente para adulterar el producto y sacar más cantidad.

Algunos de los barreños con el sulfato de anfetamina, que tiene un aspecto parecido al requesón, casi listo.

Los agentes accedieron al laboratorio con una máquina que emitía un pitido. “Era el sonido del aparato de medición de los tedax [especialistas en desactivación de explosivos] para asegurarse de la calidad del aire respirable", detalla el inspector jefe Martín-Blas, con 18 años de experiencia policial en drogas sintéticas. Desde hace unos años, la unidad que dirige ha puesto en marcha un protocolo de seguridad para los registros para verificar que no hay concentraciones de gases ni riesgo de explosiones o incendios, algo muy habitual en estas instalaciones. A continuación se suele ventilar la estancia y se examina si hay algún proceso en ebullición, para evitar riesgos. Una vez que aseguran la zona, dejan paso a la comitiva judicial.

Parte del alijo incautado en la Operación Polaris, en la que se intervino cerca de media tonelada de 'speed' en Bizkaia el pasado jueves en una muestra a la que asistió la delegada del Gobierno en el País Vasco, Marisol Garmendia, y el jefe de la sección de drogas sintéticas de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO), Alejandro Martín-Blas.

Martín-Blas viene notando en los últimos años un incremento de laboratorios destinados la fabricación de drogas sintéticas en España. “Se han desarticulado muchos más que en los 18 anteriores”, considera. Entre los lugares en los que se están encontrando está la zona de Levante. Esta unidad, que cuenta con dos responsables de grupo que además son doctores en Química, está en estrecho o con las policías de países en los que se desarticulan mayor número de estos laboratorios en Europa, como Países Bajos (considerada cuna de las drogas sintéticas), República Checa o Polonia. Estas relaciones sirven para recopilar sus conocimientos y aplicarlos en protocolos de seguridad o la práctica policial. También forman en esta especialidad policial a agentes de otros países como Portugal o Francia.

El ingrediente principal del speed suele viajar en formato líquido y cruza las fronteras sin llamar la atención, simulando ser aceite de girasol o de palma. Cuando llega a su destino, en muchas ocasiones procedente de Países Bajos, se realizan las últimas fases del cocinado. En la investigación del País Vasco intervinieron 170 kilogramos de sulfato de anfetamina empaquetados en bolsas de dos kilos, y otros 280 kilos que todavía estaban en los bidones. Además, se incautaron de 500 litros de precursores.

Las redes criminales investigadas suelen situar los laboratorios en entornos en los que poder deshacerse de los productos sobrantes sin llamar la atención. Martín-Blas se refiere a esta práctica, sobre la que alerta el último informe Europeo de Drogas, como el “enemigo silencioso”. Se trata de un fenómeno con el que las autoridades neerlandesas están muy concienciadas, porque tiene consecuencias medioambientales y perjudica directamente a personas que no tienen nada que ver con el consumo de drogas. El caserío de Zeberio, además de cumplir los requisitos de aislamiento y fácil protección, tenía un río al lado, otra característica común en estas infraestructuras.

La Policía Nacional cuenta con dos direcciones de correo electrónico ([email protected] y [email protected]) para que los ciudadanos puedan avisar de hechos relativos al tráfico de drogas. Algunas de esas informaciones, que tienen el anonimato garantizado a la persona que escribe, han permitido desmantelar laboratorios en Países Bajos y en Texas (EE UU).

Registro de un caserón en Zeberio, dentro de la Operación Polaris, en el que se encontró un laboratorio de sulfato de anfetamina.

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Sobre la firma

Juana Viúdez
Es redactora de la sección de España, donde realiza labores de redacción y edición. Ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional en EL PAÍS. Antes trabajó en el diario Málaga Hoy y en Cadena Ser. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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